HOMESCHOOLING: SIN MIEDO A EDUCAR EN CASA

Continuando con la reflexión sobre el homeschooling iniciada el post anterior, voy en esta entrada a desmitificar 3 aspectos que suelen ser los más criticados y que creo que es debido a un alarmismo exagerado que nos hace pensar en la opción de educar en casa en su versión más radical manifestándose de este modo los extremos que no suelen ser lo habitual de la práctica cotidiana.

En primer lugar hablaré de la socialización. Se ha prodigado un discurso que domina la opinión pública de que la escuela es un lugar de socialización. Obviamente lo es. Cualquier lugar donde juntes personas y no limites la interacción entre ellos es un lugar de socialización.  Pero la prematura escolarización a la que nos vemos “obligados” por la ya mencionada falta de conciliación laboral-familiar, necesita de un relato que permita el abandono en manos de terceros de nuestros hijos sin cargo de conciencia a pesar de lo anti-natural del hecho, lo que ha consagrado la socialización escolar como el lugar privilegiado de socialización.


La escuela es un lugar de socialización, pero artificial. Juntar 20 niños de 2 años en una guardería y pretender que realicen todos más o menos la misma actividad, se parece más a un laboratorio que a la vida normal. El ser humano socializa en sociedad, es decir, en un ambiente de personas de diferentes edades, realizando tareas diferentes. Juntar a los alumnos por año de nacimiento es un criterio organizativo, no pedagógico. ¡Anda que no hay diferencia especialmente a edades tempranas entre un niño nacido en enero y otro en diciembre!

Mis mellizos acaban de cumplir 3 años y en todo este tiempo no han ido a la guardería, pasan todo el día conmigo. Pero cuando digo conmigo, no es sólo conmigo, es con el chofer del autobús a quien saben darle el bonobus, con la panadera a la que llaman por su nombre y le dan su moneda de euro (saben cuál es la moneda de comprar el pan)  para comprar las 2 barras de pan. Es con todos los tenderos del mercado, especialmente con el del pescado que les ha enseñado los nombres de cada pez. Porque el pescadero no es tonto, sabe cómo hay que tratar a un niño de 3 años aunque no tenga el grado en educación infantil, y les habla despacito, vocalizando, y con palabras sencillas además de con mucha ternura. Porque eso es socializar. Los niños también socializan con los adultos que van encontrando por la ciudad en la cotidianeidad de cada jornada. Y por supuesto socializan todos los días en sus largas horas de parque, plazas y playa (ventajas de vivir en Cádiz) con otros niños de su edad, con mayores y menores. Socializan con los vecinos, que son las cobayas de las reglas de educación en el portal, en el ascensor y en la azotea tendiendo la ropa.

Educar a los niños en casa es en realidad utilizar el ambiente de socialización más apropiado para el aprendizaje, el de la familia. Pero no sé por qué cuando se habla de homeschooling la gente se imagina que esos niños ya no salen  nunca de casa, que no hablan con nadie, que no saludan a los vecinos, o que están siempre en pijama. No seamos ridículos, que los contenidos básicos del aprendizaje necesario se adquieran en casa no significa que los niños no salgan a la calle a jugar, a comprar, o que no vayan a otros lugares de aprendizaje donde también hay alumnos. Los ejemplos que he conocido, la mayoría iban al conservatorio a clases de música, o a alguna academia de idiomas.

La socialización no es un problema para el homeschooling, sin embargo la estandarización de los grupos de aula unificados por edad sí lo son para la educación formal por lo artificial de esa socialización.

En segundo lugar creo que hay que tener en cuenta el tema de la preparación de los padres para poder educar a sus hijos en todas las materias que necesitan para estar igualados con los que van a la escuela o dicho de otra manera para que alcancen los mínimos de lo que se ha estimado como educación obligatoria.

Una vez más creo que hay que huir del alarmismo. No nos asustemos, el homeschooling no es una pandemia. ¿De cuantos padres/madres estamos hablando en España? ¿Creemos de verdad que esa minoría son justamente los más incapaces de llevar a cabo tal labor y que se han lanzado a la aventura por inconscientes?  ¿No será más bien que se trata precisamente de progenitores bastante capaces de cumplir con semejante empresa, que han medido bien sus fuerzas, evaluado sus recursos y que saben a quien pedir ayuda en caso de necesidad?.

Quiero imaginar que quien se embarca en una empresa de estas dimensiones tiene la preparación necesaria, que tampoco creo que sea hoy, gracias a la cantidad de recursos en la red, excesivamente difícil, al menos para la educación primaria. No obstante, estoy de acuerdo con  Jordi Martí, en que si el modelo se extendiera, podría servir de excusa para que familias de contextos más desfavorecidos, sin interés por la escolarización de sus hijos se escudaran en esta práctica para justificar tener a los hijos en casa y que ayuden en otras tareas no necesariamente educativas.

No obstante, estimo que llegado el momento de solucionar un problema así, no sería difícil establecer unos mínimos formativos o incluso ofertar unos complementos pedagógicos a los padres que ayuden a regular esta práctica.

El último punto que quisiera tratar en este post es el de la evaluación. La pregunta que lícitamente nos hacemos todos es ¿habrá unos exámenes para ver si realmente el alumno/a que estudia en casa está progresando de manera adecuada o para llegado el momento, poder dar la voz de alarma si no se están consiguiendo unos resultados mínimos?

Por lo que tengo entendido, hasta el momento esto no se contempla en nuestro sistema ya que el homeschooling además de realidad marginal, no está regulado. (Si me equivoco en este punto, sobre el que me falta más información, corregidme los que sepáis más del asunto).

Que no exista no significa que tenga que ser difícil crearlo. Como dije en el post anterior, los avances en el terreno de la innovación educativa gracias a los avances tecnológicos, nos hacen pensar en que la educación a distancia, on-line o semi-presencial que está creciendo en el ámbito universitario, se pueda extender a la secundaria obligatoria o a la primaria. Eso supone que el control, a mi juicio necesario, que debe haber sobre la obligatoriedad de la educación, se pueda dar también en un posible modelo de educación en casa.

Ahora bien, si dentro de la educación formal estamos cuestionando la forma de evaluar a través de exámenes, siempre escritos donde vomitar lo memorizado para olvidar, no seamos tan torpes como para evaluar a quien estudia en casa a través de simples exámenes. Creo que podemos ser mucho  más creativos y eficaces.

Creo además, por lo que leo de la gente que practica educación en casa, que es algo deseable por quienes han optado por el homeschooling. También ellos necesitan de unas referencias para saber si lo están haciendo correctamente, ya que doy por supuesto que lo que quieren es el mayor bien de sus hijos.


Quisiera con todo lo dicho provocar una reflexión que genere serenidad a la hora de tratar el tema, al cual veo también algunos peligros, que trataré en el siguiente post, pero que no son los primeros que suele sacar a la luz la gente cuando se trata de este tema.

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